“Te invito, Clara261, a unirte a la experiencia más increíble que
podrás encontrar. A ti, chiquilla amante del BDSM. Te invito a
unirte a la mayor experiencia de dominación que nadie te va a
ofrecer. Sin trucos ni engaños. Contacta con nosotros para saber
más, siempre puedes declinar nuestra oferta.
Pero una vez aceptes no habrá vuelta atrás.”
Amaia –cuyo pseudónimo en la red era Clara261- tuvo que releer
varias veces el mensaje privado que le habían mandado en el chat. No
se lo podía llegar a creer. Incluso estando chateando en una web de
temática BDSM le costaba creer que ese mensaje le hubiese llegado a
ella.
Pasó la mano por su corto cabello rubio mientras pensaba qué
responder. El brillo de la pantalla del ordenador se reflejó en sus
ojos marrones cuando recibió un nuevo mensaje, de otro usuario.
“¡Preciosas tus fotos, guapísima! ¡Cómo me gustaría verte en
persona!”
La joven sonrió ante el halago. Esa noche había colgado en la web
su segunda galería de fotos Bondage. En todas las imágenes Amaia
aparecía inmovilizada en distintas posiciones con unas esposas de
cuero rojo, vestida únicamente con un corsé del mismo color.
Eso sí, siempre se había preocupado de evitar que ninguna imagen
fuese reconocible. En ninguna aparecía más parte de su rostro que
unos pocos mechones de pelo, y siempre se hacía las fotos frente a
paredes, de forma que tampoco pudieran reconocer la habitación.
Amaia reconocía, no muy abiertamente, su atracción por el mundo del
bdsm. Sin embargo su exnovio no había compartido ese gusto. Sí,
había accedido a practicar el bondage y la dominación con ella. Sin
embargo, a él no le gustaba eso, y no sabía hacer disfrutar a su
chica. Al final eso llevó a que cortaran.
Maximizó la ventana con la invitación, y se mordió un labio,
pensativa. Podía tratarse de un pervertido, de un violador, o quizá
de alguien que quisiera gastarle una broma. Podía ser peligroso.
Pero también sabía que si rechazaba al menos informarse un poco
más, se iba a arrepentir siempre. Podía ser una de esas cosas que
sólo te pasan una vez en la vida.
Sabía que sólo existía una respuesta. Dándole a la opción
responder, escribió:
“Me atrae tu oferta pero no estoy segura de que sea en serio. Me
gustaría conocerte en persona primero, y si resulta no ser una
broma, podríamos hablar de qué se trata.”
La contestación no se hizo esperar.
“Tus dudas son normales. Nosotros no pedimos a nadie que se
entregue a un completo desconocido. Quedamos mañana a las 5 de la
tarde en el bar Geranios, ¿lo conoces?
Ahí podrás ver que no se trata de una broma, y te diré en qué
consiste la experiencia.
Me reconocerás porque seré el único hombre con traje y corbata del
bar.”
Amaia no se podía creer que esto fuese en serio. Aunque había
quedado al día siguiente no se podía perder esta cita. Respondió
al momento.
“Allí estaré”
Día 23 de 365
28 de Diciembre
____________________________
El inicio de una novela erótica y de horror. Quizá un día deba retomar este concepto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tomarte un tiempo en escribirme! :)