sábado, 30 de diciembre de 2017

Día 25 de 365: "Malditas fiestas"

Esas malditas ovejas otra vez balando al grito de sus pastores capitalistas. Qué asco me dan.

Cada año es la misma mierda: Primero los anuncios de que se acerca la Navidad, para que los niños se emocionen con los miles de jueguetes y cositas que ven por la televisión, ya que saben que a lo mejor se los compran. Después llega ese bombardeo de sensacionalismo barato: "Vuelve a casa por Navidad", "Celebra las fiestas con tus seres queridos", "¿Cuánto hace que no contactas con ese ser querido?".

Primero: Volveré a casa cuando me salga de las narices, gracias.
Segundo: Las celebraré solo si me sale de las narices, gracias.
Tercero: No necesito andar contactando cada día con mis seres queridos, solo estar ahí cuando hace falta. Gracias.

Y ya luego es observar mis círculos sociales, y siempre igual: Facebook se te llena de postales, mandándote estériles felicitaciones del equipo de la red social; gifs prefabricados son reenviados entre amigos hasta que los ves más de diez veces en un solo día; vídeos cursis de diapositivas e imágenes de Salvador Dalí (quién, por cierto, creo que es puta basura) con mensajes tan profundos como "el tiempo pasa". ¡Oh, no me jodas iluminado de la vida! ¡Usemos una figura como un reloj fundiéndose para representar el paso del tiempo! ¡Qué puto genio, no se me habría ocurrido en la vida!

Malditos artistas con suerte...

Luego llega el momento del consumismo alocado: Regalar a los amigos más cercanos, que si me han invitado a una fiesta y hay que llevar algo, que si hay que organizar una cena y hay que comer por todo lo alto, que si los dulces navideños, que si tal y si cual... Por el amor de todos los dioses habidos y por haber, ¡qué agobio!

Pero a mi no me afecta todo esto. Soy superior a todo ello.

Mientras escribo estas líneas, con mi nuevo ordenador portátil que me he comprado (no es un capricho, es una inversión, obviamente) y mi taza de Capuccino humeante (con un toque de canela y una galletita de jengibre, que están siempre de moda en estas fechas), observo a esos borregos pasar frío en la calle, peregrinando de tienda en tienda.

¿Para qué iba a salir, con lo calentito que estoy en el Starbucks, además de llevar este jersey tan abrigado que me ha regalado mi madre (qué buen gusto tiene la jodía)? Además de que puedo abstraerme del mundo escuchando música gracias a la subscripción a Spotify que he pagado (que no es para mi, si no para financiar a todas esas bandas que escucho).

¡Ja! ¡Borregos cegados al capitalismo que les rodea!


Día 25 de 365.
30 de Diciembre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tomarte un tiempo en escribirme! :)

Farewell, Oxford

As the party went on, I was thinking on writing a soul-filled text. Something able to explain how I felt, how I saw that I was leaving a m...