martes, 21 de noviembre de 2017

Día 14 de 365: "El blues del ala rota"

Arpegios menores de piano sonaron melancólicamente por el local, silenciando con su presencia el murmullo constante de los presentes. El pianista, vistiendo un traje cuya chaqueta había sido retirada hacia tiempo, se mantenía en un discreto segundo plano, escondido en las sombras tras el foco que señalaba a la protagonista de aquel recital.

Ella vestía un traje negro con reflejos que no era atrevido sin llegar a ser recatado; un maquillaje ligero que realzaba sus facciones y un pintalabios que enmarcaba cada sílaba de la canción. Tomó el micrófono su voz sonó lenta, suave y triste, creando una historia a partir de la nada. Una historia que contaba cómo ella intentaba silenciar el dolor entre las paredes de un vaso de whisky.

Él levantó la mirada de su propia bebida.

Si alguien no había guardado silencio todavía, lo hizo cuando la voz de la mujer no dejó lugar a otro sonido o sentimiento posible. My mind if full of this deja vu, but it ain't curing my broken wing blues. Y había algo en aquella canción, en la forma de cantar y de expresarse que no dejaba lugar a dudas de la implicación que cada sílaba, palabra y frase tenían para la artista.

El hombre que se sentaba en la barra, por primera vez en mucho tiempo, dejó un vacio medio vacío junto al resto. Le costaba entender todas las palabras, pero sí que comprendía el sentimiento y el mensaje. La historia de una pérdida imposible de superar, el dolor de la soledad y la injusticia de una muerte absurda. Y ella siguió dejando fluir sus emociones, sin callarlas ni exagerarlas.

It hurts to laugh when six feet under's my better half.

Sus miradas se cruzaron y, en ese instante, el hombre vio algo que no supo identificar. Quizá era lo mismo que él había sentido durante tanto tiempo y que con tanta bebida había intentado paliar, o el mismo dolor que esa mujer luchaba por superar con sus mejores armas, quizá con mayor éxito que él.

You can bury me there too, through this bottle.
I'll follow you and finally be through with these broken wing blues.


Y el hombre no pudo resistirlo más y ocultó la vista clavándola de nuevo en su vaso de whisky. No estaba preparado para asimilar aquellas palabras que tan bien lo definían, aquel deseo que tantas veces había sentido y contra el que seguía luchando, intentando ahogarlo en alcohol.

Hubo un aplauso que él no escuchó y un silencio que dio lugar al murmullo de las conversaciones, pronto cubierto por la música del sistema de sonido. Pero una voz a su lado lo sacó de su ensimismamiento, "Un Daiquiri, por favor". Cuando miró hacia la misma, ahí estaba ella, la mujer, la musa con cuya canción se había identificado. Y esta, tras tomar su bebida y dar un sorbo a la misma, lanzó una pregunta, mirando al infinito.

-Y usted, ¿a quién perdió?


Día 14 de 365
21 de Noviembre.

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