jueves, 30 de noviembre de 2017

Día 16 de 365: "Análisis bioético de la gestación subrogada"

A raiz del preguntame de Aurora, me he sorprendido por la cantidad de ideas preconcebidas que los meneantes han mostrado al respecto. Quiza yo tenia una impresión un tanto naíf de cómo entendía la sociedad este hecho.
Pero tampoco pretendo decir que las voces en contra estén equivocadas. Cuando se tratan debates bioéticos, raramente hay una respuesta completamente correcta; a lo sumo somos capaces de llegar a un acuerdo de la postura que nos parece más acorde a nuestra realidad política, cultural y social. Por poner un ejemplo bien conocido, la eutanasia ofrece opiniones muy divididas en países occidentales, mientras que en ciertas culturas (cuyo nombre ahora no quiero googlear) se considera algo natural ayudar al enfermo a morir sin dolor. 
En este artículo voy a hacer un análisis lo más neutral posible sobre la gestación subrogada desde un punto de vista bioético.
Pero empecemos por el principio, ¿Qué es la bioética? La bioética es la rama de la ética orientada a proveer los printipios para la conducta más apropiada del ser humano con respecto a la vida. La bioética se basa en cuatro principios fundamentales. De cada principio en sí puede hablarse largo y tendido, pero por mantener este artículo breve, los resumiré en sus conceptos más básicos:
Principio de Beneficiencia: La obligación de actuar para hacer el bien de otros.
Principio de Autonomía: La capacidad de darse normas a uno mismo sin influencias externas. En otras palabras, permitir que el paciente decida por si mismo.
Principio de no maleficiencia: La obligación de evitar causar daño intencionadamente, y de reducir el daño potencial que el actuar médico pueda causar.
Principio de justicia: Tratar a cada uno como corresponda con objetivo de reducir las desigualdadesentre personas o grupos sociales.
Solo con estas definiciones es fácil imaginar que no siempre puede actuarse en favor de todas. Quizá un médico quiera obligar a un paciente enfermo a quedarse en el hospital por su propio bienestar, pero eso atentaría contra la autonomía del paciente que quiere irse a su casa. Es un ejemplo muy simplista, pero supongo que me entendéis.
Ahora definamos: ¿Qué es la gestación subrogada? En términos simples, es el proceso mediante el cual una mujer gesta un hijo para otra pareja incapaz de concebirlo. Esto nació en los años setenta como una práctica comercial, y desde entonces tiene fuertes controversias tanto éticas como legales. En este artículo no entraré en las controversias legales. 
Pasemos entonces al análisis bioético, y antes de que nadie se alarme: Por supuesto mi propia ética va a influir en cómo haga este análisis, por más que me proponga ser neutral. La magia de la ética en todas sus ramas es que jamás hay una respuesta 100% acertada, así que dejad vuestros comentarios abajo y tengamos un debate en condiciones.
Desde el punto de vista de la beneficiencia: Obviamente el objetivo final de la gestación subrogada es proporcionar a los futuros padres incapaces de concebir la posibilidad de recibir un hijo. 
Sin embargo tampoco puede negarse que existen otras posibilidades, quizá, más benéficas, como podría ser la adopción de un niño huérfano. Hay que mencionar también la importancia psicológica que tiene para ciertas parejas saber que su bebé comparte un vínculo genético directo, lo cual puede hacer que dichas parejas no consideren la adopción como una opción plausible. 
El principio de No Maleficiencia presenta una controversia interesante. Incluso aunque la madre gestante acepte de buen grado y sin presiones externas ejercer como "vientre de alquiler", es innegable el gran estrés que sufrirá su cuerpo, incluso si tiene un embarazo y parto sin ningún tipo de complicación. 
Por supuesto es debatible el tipo de compensación por este sacrificio y por los riesgos añadidos, sin embargo, ¿cuál es el precio correcto? Existen mujeres que ofrecen a gestar un hijo ajeno por el simple placer moral de que otros puedan sostener a su propio hijo biológico; otras puede que pidan un precio económico u otro tipo de trato. ¿Cuál es el precio correcto en estos casos, y cuándo podemos considerar que el mal causado ha sido compensado adecuadamente? ¿Es aceptable que una mujer se someta al riesgo de un embarazo y sus complicaciones?
Y, relacionado con los principios de autonomía y justicia, ¿Podemos considerar jamás que no hacemos mal alguno cuando una mujer en apuros económicos se ve obligada a ofrecer su vientre para subsistir? 
Autonomía es, quizá, el principio con menor controversia aquí. La mayor duda surgiría de si la mujer que ofrece su vientre realmente lo hace sin ningún tipo de presión social o económica. 
E, incluso aunque existan una o ambas, ¿es correcto decir que esa mujer no ha decidido por si misma? Quizá sea amiga de la pareja que desea un bebé, y haya cedido a la presión de la amistad, ("¡Si fueras una amiga lo harías!"). Pero, incluso en ese caso, ¿estamos capacitados para juzgar que esta mujer no ha decidido libremente?
Podemos plantearnos exactamente el mismo dilema desde el punto de vista de la presión económica. Quizá una mujer decida alquilar su vientre como solución económica para si misma y su familia. ¿Es correcto entonces negarle esta posibilidad? En una situación de apuro económico, ¿es más correcto alquilar su vientre o, yendo al extremo, optar a la prostitución? Incluso aunque nos atrevamos a responder a esta pregunta, ¿podemos aplicar nuestra propia moral al caso de una joven que viva en un país con una cultura radicalmente distinta a la nuestra? ¿O al de una mujer cuyos esquemas morales no coinciden con la mayoría en su sociedad?
Por supuesto, hay que ser tajantes con este principio: Una mujer JAMÁS debería ser obligada por otras personas a alquilar su vientre. Si es el caso (amenazas, mafias, etc) salimos del terreno bioético y nos adentramos en el criminal.
Desde el punto de vista de la Justicia se nos presenta un debate interesantePodemos hallarnos en dos situaciones posibles:
1) La madre gestante está en más o menos la misma capacidad económica y social que la pareja que quiere un bebé. 
En este caso, podemos asegurar casi sin lugar a dudas que no hay problema alguno: Las personas implicadas tienen las mismas posibilidades y acuerdan la gestación subrogada.
2) La madre gestante está en una posición económica y social menor o mucho menor que la pareja.
La pareja tiene una mejor posición que la madre gestante, lo que le da mayores opciones que a la madre. Pero, al mismo tiempo, esta desigualdad implica que la madre gestante puede aprovechar para obtener un beneficio que la pareja que recibirá el bebé puede permitirse pagar. 
Al mismo tiempo vale la pena preguntarse: Si la madre gestante hubiera tenido otras opciones, ¿se habría decantado por alquilar su vientre? O mejor aún, ¿tiene la madre gestante otras opciones aparte de alquilar su vientre? 
Por mi parte, creo que aquí finaliza mi rápido análisis bioético. Por supuesto hay muchas otras consideraciones que no se me han ocurrido, y lo más correcto sería buscar artículos de profesionales a favor y en contra de la gestación subrogada y basar parte de mi análisis en los mismos, pero no quiero aburriros. Si algo hay que quiero dejar claro es que en cualquier tema bioético no hay blancos ni negros, si no escalas de grises. Y la gestación subrogada no es una excepción. 


He estado de viaje y eso me ha causado un parón con este blog. Vamos a continuarlo.

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