jueves, 16 de noviembre de 2017

Día 9 de 365: "Han vuelto"

La nave modelo Cobra salió del espacio hiperdimensional directamente sobre un planeta metálico sin atmósfera.

El piloto chequeó la información que el ordenador de a bordo le proporcionaba tras analizar la información recibida por los múltiples escáneres. Era un planeta de núcleo metálico, un buen descubrimiento por el que la Federación de Pilotos le pagaría un buen precio. La falta de atmósfera ofrecía ciertas ventajas, a pesar de que impediría cualquier potencial colonia de alcanzar un número importante de habitantes; las naves tenían más facilidad para aterrizar y despegar, lo cual podría convertir ese planeta en un punto de paso ideal.

La grabación se pausó.

-¿Dónde has dicho que recuperásteis esta caja negra?
-No era una caja negra, si no una cápsula de escape con la grabación en el ordenador de la misma. El piloto no sobrevivió.
-Un explorador que acabó muerto, ¿qué tiene de especial?
-Cállate y observa.

La grabación volvió a empezar.

El piloto dirigió la nave hacia el planeta, en un vuelo orbital bajo para dar tiempo a sus escáneres a analizar cada detalle de la superficie. Los observadores, expertos pilotos a su vez, no tardaron en ver que estaba siguiendo un patrón de búsqueda muy obvio. No se trataba de una exploración típica: Quien fuera ese piloto estaba buscando algo muy concreto.

Poco a poco sus escáneres fueron reduciendo el área de búsqueda, y la nave se dirigió hacia una zona en concreto, cerca de una formación montañosa. Y ahí estaba.

Lo primero que pudieron ver fue una formación espiral cubierta por una bruma verde; siendo un planeta de baja gravedad y sin atmósfera, indicaba la presencia de una fuente continua de gas o polvo. Pero pronto las estructuras sobresalieron: Inmensos picos curvos, como grandes garras que hubieran surgido del suelo, rodeando una formación central. La nave se acercó con sumo cuidado, guardando las distancias, y observando la estructura obviamente orgánica de la construcción. Si es que podía calificarse como tal.

Un vuelo más cercano detectó que había movimiento: vehículos o naves de alguna clase se movían por la superficie, con una coordinación que recordaba a una colonia de hormigas. El piloto guardaba silencio, casi como si estuviera procesando lo que estaba viendo.

Entonces, todo se apagó.

Los controles de la nave se fundieron en negro, los motores dejaron de funcionar y, por primera vez, oyeron al piloto exclamar algo en un idioma que no conocían. La nave, fuera de control, cayó en barrena hacia el suelo, poco a poco debido a la poca gravedad.

Y, en una de las vueltas, vieron que había algo en el cielo. Algo grande y que se acercaba. Tenía forma octogonal.

La grabación cesó violentamente. Un mensaje del ordenador informaba que el sistema de eyección automático había sido activado; unos minutos después un nuevo mensaje informó que la cápsula de escape había sido situada en órbita y un SOS enviado en todas las frecuencias.

Los dos observadores apagaron la grabación, en silencio. No hacían falta palabras: Los Targoides habían vuelto.

Día 9 de 365.
16 de Noviembre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tomarte un tiempo en escribirme! :)

Farewell, Oxford

As the party went on, I was thinking on writing a soul-filled text. Something able to explain how I felt, how I saw that I was leaving a m...