sábado, 11 de noviembre de 2017

Día 5 de 365: "Una burra en mi habitación"

Cuando abrí los ojos, el poni seguía ahí, mirándome con sus enormes ojos de color pastel.

¿Sabes ese momento en que todo pensamiento lógico queda cubierto por un inmenso y omnipresente "Pero qué cojones"? Ese momento en que no hay forma de aclarar cómo demonios has llegado a una situación determinada, no existe posible explicación lógica para la misma. ¿Qué pasó la otra noche? Podía recordarlo, pero vagamente: José me llamó para salir a tomar unas copas "de tranquis", cosa que todos sabíamos cómo iba a acabar. Fuimos al bar de Paco, y luego tiramos hacia...

Espera, ¿a dónde fuimos?

Recordaba haber ido al campo... ¿pero qué demonios nos metimos anoche? Eso explicaría por qué me siento tan mal, o por qué estoy alucinando con ponis de colores como los que ve mi sobrina por la televisión. Fuimos al campo, vale, y recuerdo una luz y... Estábamos flipando, mucho, recuerdo a la Carla decir "¡Fua tío, qué ida de olla!".

Pero ya no recuerdo mucho más.

Me froto los ojos y, al abrirlos, el poni sigue ahí. Solo que esta vez él parpadea también. Oh espera... es ella, creo, parece que es una hembra. No me preguntes cómo lo sé, tiene cara de chica, ¿vale? Y parece tan confundida y resacosa como yo. Esto es raro, jodidamente raro, incluso para ser una alucinación. Pero bueno, no es la primera vez que me tomo algo raro que me hace flipar, me conozco el truco: Basta con intentar tocar lo que sea que estás viendo y, cuando lo atraviesas, tu mente parece encajar lo que está pasando. Es un viejo truco, nunca falla. Así que voy a alargar la para tocar a este bicho y sin duda todo irá mejor...

Oh mierda.
Oh, mierda grande y seca.
¡Oh, santo patrón de todas las mierdas!

La he tocado. ¡La he puto tocado! Se ve que la cara de susto me delata, porque ella parece preocupada y mueve la boca. Sí, me está hablando, y me ha preguntado si estoy bien. Me cago en todo lo cagable, una puñetera burra en technicolor ha aparecido en mi casa y no sé ni cómo. ¡Cómo le explico yo esto a mi casero! Es una locura, ¡una locura!

Un cigarro, necesito un cigarro. Me siento en la cama y busco a tientas en la mesa del ordenador, el paquete sigue donde siempre. Menos mal, solo me faltaba quedarme sin tabaco. Enciendo un pitillo y, tras dar una calada ella no se acerca, pero vuelve a hablar. Me dice "eso es malo para ti". Me cago en mi estampa, resulta que encima se preocupa por mi salud. No, si va a ser maja y todo la burra de las narices...

Paso un par de minutos aquí, calada tras calada, y cuando estoy a punto de apagar la colilla pienso que qué cojones, no todos los días tienes oportunidad de conocer a una burra parlante y colorida. No sé de dónde demonios ha salido o qué cojones hicimos anoche, pero hay algo que sé que todo el mundo necesita tras una noche de locura y resaca.

Me levanto y le pregunto si quiere un café. Me dice que sí, por favor, que no entiende nada ni sabe dónde está. Yo le digo que de puta madre, que no soy el único que se siente perdido, y le digo que me siga. La burra salta al suelo y el "clop clop clop" de sus pasos en el parqué me confirma que no estoy alucinando. Realmente hay una poni de colores y parlante en mi casa.

Me cago en la puta, cuando se lo cuente a mi psicóloga me manda de vuelta al manicomnio.


Día 5 de 365
11 de Noviembre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tomarte un tiempo en escribirme! :)

Farewell, Oxford

As the party went on, I was thinking on writing a soul-filled text. Something able to explain how I felt, how I saw that I was leaving a m...