Los sonidos del bosque que empezaba a cubrirse con los primeros copos invernales parecieron guardar silencio a oídos del joven: Solo estaban él, el cielo encapotado, el frío del suelo bajo si mismo y una sensación de paz que no había experimentado jamás.
Súbitamente un golpe de viento arrancó la hoja del rango de visión del joven, y este sintió cómo era desplazado sin saber a dónde; unos momentos después volvió a encontrarse mirando al cielo. Ya no era una hoja la que veía, si no muchas las que caían al mismo tiempo de los árboles, uniéndose a la no tan silenciosa danza que les proponía el viento. Estaba cansado, muy cansado, y cerró los ojos, era hora de reposar, finalmente.
A su alrededor, sus compañeros avanzaron y los rifles entonaron su canción de muerte.
Día 8 de 365
14 de Noviembre (con retraso)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tomarte un tiempo en escribirme! :)